A todo Puerto
Rico:
El propósito de
este comunicado es resaltar el perfil científico, la vulneralibilidad ecológica
y le relevancia geológica y cultural del área compuesta por Punta Verraco,
Punta Ventana, Playa Ventana y Cerro Toro en el municipio de Guayanilla.
Mi nombre es Ángel
Luis Alicea León afiliado exclusivamente a mi rol de perito el campo de la
geología y de residente de este maravilloso pueblo. Soy un mayagüezano dedicado a las ciencias de
la tierra, la protección y el entendimiento de sus recursos y procesos. En la
actualidad ejerzo como geólogo. Profesión
a la que he dedicado mi vida desde 1994.
Dentro de este campo he tenido la dicha de poder ser parte de varios
proyectos de gran envergadura tales como:
1. Estudio de suelos e
inspección de cimentaciones en el desarrollo del Puerto las Américas en el
municipio de Ponce.
2.
Estudio de Suelos de la
carretera PR-9 la cual corre sobre la formación cárstica de Ponce en este mismo
municipio.
3.
Inspector en el
desarrollo de la represa sobre la cuenca del Río Portugués en Ponce.
4. Delineación de
materiales ferrosos enterrados utilizando metodos de geofísica aplicada no intrusivos, dentro de la cuenca del Río Grande de Loíza para el
Departamento de Recursos Naturales con el fin de mitigar las consecuencias de
desarrollos pasados sobre esta área.
5.
Respuesta de emergencia
a el derrame más grande en la historia de Estados Unidos de America; por la
plataforma “Deep Water Horizon” el 20 de abril de 2010. Donde debí ubicar
lugares estratégicamente designados a lo largo de las costas del Golfo de
México para utilizarlos como estaciones de descontaminación. Posteriormente, durante un
periodo de seis meses inspeccione las labores de descontaminación de estas
costas.
Como resultado, he vivido por experiencia propia, las
consecuencias nefastas e implicaciones que pueden tener desarrollos a gran
escala en ecosistemas susceptibles o frágiles.
He visto como la manipulación de documentos tales como permisos y
estudios con base científica pueden llegar a confundir el entendimiento público
y la sensibilidad que estos desarrollos implican.
Este es el primer proyecto de energía eólica, sobre el
tan importante y a su vez frágil carso
de Puerto Rico. No responder a este
llamado seria una falta a mi ética profesional, personal y social. Este es mi pueblo, donde resido hace más de
un año. Donde desde niño he soñado con el paraíso escondido de la majestuosa ventana. Por lo tanto
es mi deber incurrir en la faena de proveer algunos detalles científicos sobre las riquezas que el municipio de Guayanilla y sus costas contienen.
En primera instancia, hay que hacer notar que el
municipio ha sido acuñado en medio de la industrialización y los
recursos naturales de nuestros vecinos en aquellos pueblos que nos delimitan.
El municipio de Guayanilla está ubicado en el suroeste de
Puerto Rico a unas 12 millas lineales aproximadamente al oeste de Ponce. El pueblo está directamente situado en dentro
del sensible carso del sur. Puerto Rico
cuenta con unas de las zonas cársticas más importantes, prestigiosas y hermosas
del planeta. En el norte de la isla este
cuerpo caracterizado por su composición química calcárea, producto en su
mayoría de procesos bioquímicos desarrollados por organismos marinos. Este primero, ocupa más del 90 % del carso de
Puerto Rico. La misma fisiografía
cárstica, la vivimos en el sur de nuestra isla a menor escala, menor índice de
humedad, conteniendo acuíferos no tan extensos como el norte, pero no menos
significativos conformando cerca del 10 % (21,022 hectáreas) del carso de
Puerto Rico. El carso del sur es un baluarte
único en su clase y debe ser protegido. Las zonas cársticas de nuestra isla proveen más del 15 % del agua que
nos llegan a nuestros hogares día a día y el carso del sur juega un rol
importante dentro de esta gesta.
Desde el Este de Guayanilla, hemos sido abarrotados con
una historia nefasta de impacto, tras impacto industrial. Corporaciones petroleras que desde las costas
de nuestra hermana Peñuelas, nos han cubierto de gases y
químicos nocivos para la salud humana y el medio ambiente. Lo que una vez fue la imagen del progreso
para nuestros abuelos, hoy se ha convirtido en un icono de la destrucción de un
ecosistema, que debería representar una de las maravillas de nuestro país. Inclusive
hasta de el mundo entero. De hecho, a
solo unas millas al norte de este histórico evento dentro de los terrenos de la
ya conocida Corco, se encuentra uno de los parajes naturales más fascinantes de
Puerto Rico; el sistema cavernario Convento Mapancha. El cual está protegido bajo la Ley número 292
del 21 de agosto de 1999, para la protección y Conservación de la Fisiografía
Cárstica de Puerto Rico, pero que en adición ha sufrido el embate de vertederos
ilícitos y legítimos a través de los años. Esta es misma Ley que debería estar acobijando la zona de Punta Verraco,
Punta Ventana y Cerro Toro, ya que son baluartes únicos dentro del carso del
sur.
En el Norte, también se encuentra el corredor de bosques,
protegidos por la comunidad, dirigidos por la organización de autogestión
comunitaria Casa Pueblo. También, desde
el norte vierten sus aguas las cuencas hidráulicas del Río Loco, Río Yauco, Río
Guayanilla, Río Macana y Río Tallaboa. Estos son los únicos, dentro de las llanuras costeras de la región más
seca del sur de Puerto Rico. De estas el
Río Loco desemboca en la Bahía de Guánica, pero los otros cuatro desembocan en
las Bahías de Guayanilla y Tallaboa. Estos ríos han sido también devastados añadiendo presión sobre el ya
frágil ecosistema, donde represas, generadoras hidroeléctricas, pozos de
producción, actividades industriales, como las Petroquímicas y urbanismo han
creado una zona inestable, llevando este lugar al borde de un irreparable daño. Nuevamente añadiendo presión a nuestro
ambiente guayanillense.
En otro entorno, hacia el Oeste de Punta Ventana tenemos
el aclamado Bosque Seco; conformado en su mayoría por una fisiografía cárstica,
donde se encuentran innumerables cuevas, sumideros, cañones y mogotes. Con una precipitación promedio de alrededor
de 30 pulgadas de lluvia por año. El Bosque Seco ha encontrado un habitáculo
único en el mundo, para flora y fauna que solo pueden ser divisadas en este
paraíso. Esta reserva natural, está
protegida por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) de
Puerto Rico, por su complejidad, riqueza natural y su importancia científica,
en el 1981. La Organización de las
Naciones Unidas (ONU), para el programa de la Organización de Educación
Científica y Cultural (UNESCO), le otorgó la distinción de ser la segunda
Reserva Biosférica Internacional en Puerto Rico. Solamente superada por el bosque pluvial El
Yunque en Luquillo. El 1981 bajo el
mismo plan de designación de reserva natural, para el Bosque Seco de Guánica en
el Programa de Manejo de Zonas Costeras del DRNA, se proponía que la reserva
fuese extendida hasta Punta Verraco. Las
condiciones geológicas, ecológicas, geográficas, flora y fauna son las mismas
en ambos entornos. Por lo que definir la
zona de Punta Verraco, Cerro Toro y Punta Ventana como zona industrial seria un
riesgo absoluto a la integridad de este ecosistema. No debe haber separación alguna sobre lo que
ya se había propuesto.
Hacia el Sur, tenemos una de las zonas costeras más
hermosa de la isla. Como buzo
certificado desde hace más de una década, he podido verme cara a cara con los
increíbles corales y zonas de arrecifes que esta costa guayanillense
contiene. Un paisaje hermoso sin igual,
pero con el único problema que los corales que normalmente deben proveer un
colorido paisaje, aquí presentan un panorama sobrio tras el descoloramiento de
los mismos. Las costas de Guayanilla han
sido impactadas en gran manera, por los efluentes de los ríos que allí
desembocan y las actividades industriales asociadas a esta costa (Petroquímicas). El urbanismo a lo largo de estas cuencas
hidráulicas, también ha sido un factor de impacto, depositando toneladas de
basura sobre las desembocaduras de estos ríos.
Una vez más, esta área sufre la presión del resultado acumulativo de
aquello que alguna vez llamamos progreso.
Entonces, creo que debemos preguntarnos, ¿Queremos seguir
presionando este frágil ecosistema? ¿Vamos
a trabajar para salvaguardar lo poco que nos queda?
Los recursos renovables de nuestro planeta, en conjunto
con la crisis energética, son prioridad para todo científico hoy día. La conservación del ambiente y la adecuada
planificación, más aún son prioridades dentro del proceso de adaptación humana
con cada ecosistema. La energía eólica
indudablemente, surge como uno de los recursos más favorecidos, para proveer
una fuente inagotable de electricidad.
Más aún, cuando sabemos lo dependientes que hemos llegado a ser del
petróleo, donde continuamos siendo líderes del consumo de este producto natural
y a su vez nocivo. En los últimos 30
años, hemos liderado como consumidores de combustibles fósiles, acomodándonos
entre los 20 países de más consumo, con sobre 70% de nuestro abastecimiento
dependiendo del petróleo. A pesar de
esto, los métodos de energía renovable ofrecen limitaciones, que bien merecen
ser consideradas a la hora de planificar un proyecto de la magnitud de
Windmar. Entre las limitaciones
ofrecidas por la energía eólica, se encuentra la magnitud del área requerida
para poder posicionar los aerogeneradores. Por lo que los terrenos disponibles, aparentemente los tenemos, solo que
hay que definir el concepto disponible. Nuestros terrenos ya han sido saturados por desarrollos industriales y
nuestros recursos son cada día más limitados.
Escogí esta profesión, porque amo los recursos geológicos
de nuestra isla. Guayanilla tiene
recursos para la recreación y distracción como ninguna otra. Punta Verraco, Punta Ventana, Playa Ventana y
el Cerro Toro forman parte del Bosque Subtropical del Sur de Puerto Rico. Pero más allá del valor ecológico, esta zona
guarda muchos datos que enriquecen la historia de nuestro pueblo y país. Según reconocidos historiadores, las costas
de Guayanilla han sido testigos, de innumerables eventos memorables. Aquí toman vida, relatos de nuestros
antepasados Tainos, Colonos y Criollos. A solo pies de Punta Ventana, cuenta la leyenda, que el Gran Cacique
Agüeybana recibió a Juan Ponce de León en una ceremonia, donde intercambiaron
un respeto político y social mediante la ceremonia del Guaytiao. La misma zona, ha sido reconocida, como el
lugar donde fueron halladas las controversiales piedras de teclas de
Aqüeybana. Estas eran aparentemente
utilizadas por el gran cacique, para dar algún tipo de consulta. Posteriormente el respetado padre Nazario
párroco de nuestro pueblo, a finales del siglo 19 (1880), encuentra las piedras. Las cuales ganaron el reconocimiento, de
ser genuinas obras arqueológicas y un legado invaluable para este pueblo, en 1981. El litoral también cuenta con la leyenda del
gran Pirata Cofrecí. Según relata la
historia, antes de ser arrestado por piratería, este heroico caborojeño; quien
le robaba las riquezas de españoles y americanos para dar a los pobres;
escondió varios cofres, con tesoros cerca de los rocosos acantilados de la
ventana. Entre relatos, mitos y leyendas
de grandes héroes de nuestra historia; entendemos, que la evidencia de muchas
de estas aún vive, contenida en las entrañas de la zona de Punta Ventana y
Punta Verraco. Entonces; ¿No debería;
cuidar de este patrimonio ser suficiente razón para proteger estos terrenos? Al menos así lo indica la Ley 112 del 20 de junio de 1988, Ley de Protección del
Patrimonio Arqueológico de Puerto Rico, la cual obliga a hacer estudios
arqueológicos en caso de encontrarse material pertinente.
Disfrutar de las riquezas de esta zona es una rutina en
mi familia. Aquí les he enseñado a mis
hijas y a muchas personas, algunas de las maravillas de la zona. Entre estas, nos fascina disfrutar de la
sorpresiva aparición continua de aves tanto locales, como migratorias, las
cuales nos encantan con sus canticos y coloridos plumajes. Entre un sin número de especies, como
crustáceos (cangrejo azul), mamíferos (murciélagos), anfibios (lagartijos) y
artrópodos (arañas), los cuales figuran entre algunos de nuestros
favoritos. Estos son organismos los
cuales en conjunto con la flora que los acompañan, forman un hábitat idéntico
al ya protegido y nombrado reserva del Bosque Seco de Guanica. Estos son solo algunas de las cosas que
alimentan el valor escénico de este lugar.
Pero esto es solo el principio.
En Estados Unidos de América, existen 102 monumentos
nacionales, protegidos por una diversidad de leyes, de los cuales 55 son
naturales, 22 son asociados a la herencia indio americana y 25 son de otros
eventos históricos. Entre los naturales,
15 son de origen geológico y siete (7) de origen marino. Entre los geológicos, algunos de los más
famosos son los arcos. Estos están protegidos
por la agencia de Parques Nacionales de E.U. De estos, el más grande se encuentra en el estado de Utah, en el parque
nacional de arcos. Punta Ventana es un
arco natural único en su clase. Este
arco formado por la erosión costera de su roca caliza, queda exponiendo una
gran cueva sobre esta península. Este
arco es el más grande en Puerto Rico.
Este arco es evidencia de que existen cuevas de ese tamaño en el área. Pero
para que sea protegida debe ser declarada reserva natural. Posteriormente existen mecanismos que nos ayudarían como pueblo a protegerlo,
por ejemplo; bajo la tutela de la Compañía de Parques Nacionales de Puerto
Rico. Esta formación geológica, me hace inmediatamente
pensar que la integridad de este tipo de roca, para cualquier desarrollo de la
envergadura de Windmar, representa un riesgo estructural. A aproximadamente 100 metros de la ventana,
en dirección Norte, hay un sumidero colapsado de gran magnitud, con un diámetro
aproximado de unos 20 metros y más de 10
metros de profundidad. A poco más de 600
metros hacia el Oeste, se encuentra un arco colapsado, dentro de lo que se
conoce, como playa sucia de Guayanilla. Windmar contempla instalar molinos según plantea, dentro de su
Declaración de Impacto Ambiental (DIA), cerca de esta zona. Yo he podido identificar, varias cuencas de
sumideros como estos, hacia el norte de Punta Ventana. De igual manera, Punta Verraco y Cerro Toro,
contienen zonas de sumideros pequeños colapsados. Hago notar, que esto es evidencia de un
sistema activo, donde a pesar de la carencia de niveles altos de precipitación
ocurre disolución y erosión con bastante frecuencia. La zona costera e interior, entre valles y cañones,
también sufren de estos colapsos con bastante frecuencia. En su mayoría estos colapsos son jóvenes, y
han ocurrido en un periodo corto. Por
ejemplo; el arco de playa sucia colapso en los años 70s, esto basado en fotos
de la época, donde aun se apreciaba la hermosa formación. A lo largo de la costa Norte de Punta Verraco
y Cerro Toro, podemos divisar un sinnúmero de cuevas pequeñas. En la parte superior de ambas zonas, podemos
ver pedazos de los estratos de roca caliza fracturados, y en algunas áreas
colapsadas. La erosión costera y los
efectos de la disolución son notables.
El mapa del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS),
dentro del cuadrángulo de Yauco y Punta Verraco de 1979, identifica en esta
área tres formaciones principales. La
más abundante, según el mapa, es la formación de Roca Cárstica de Ponce (Tp),
en la cual abundan diversos fósiles de organismos marinos. Estos datan de la época del mioceno (hasta
hace poco más de 25 millones de años atrás). La segunda formación resaltada sobre la superficie, según el mapa
geológico, son los depósitos de playa (Qb).
Los cuales están compuestos de sedimentos superficiales arenosos. En tercer lugar, se encuentra la formación
cárstica de Juana Díaz (Tjl), compuesta en esta área, de fósiles marinos pequeños. Creando una capa más débil o menos masiva,
hecha de un material similar al talco o a la cal. La formación Juana Díaz, descansa bajo la
Ponce, esperando a ser erosionada o disuelta para formar cuevas, sumideros y
cañones característicos de la zona.
Si no protegemos lo poco que nos queda en Guayanilla en
su estado natural entonces; ¿Qué legado le estaremos dejando a las futuras
generaciones? Es nuestro deber hacer
funcionar la ley, y el orden natural de las cosas. En Puerto Rico existen regulaciones estatales
como federales, para proteger recursos como estos. Parece increíble pensar, que lo único que nos
detiene es la desunión social y los intereses personales. Miremos atrás por un segundo y analicemos,
porque estamos aquí. Las siguientes
leyes y reglamentos deberían ser revisados para efectos de este terreno y no manipulados
a conveniencia bajo ningún tecnicismo.
·
Ley 292 de 21 de agosto
de 1999 para la protección y conservación del carso de Puerto Rico.
·
Reglamento de
Zonificación de Puerto Rico bajo la Junta de Planificación donde se define los
requisitos y el proceso de establecer una Reserva Natural. Aplica a todo municipio no autónomo o que
carezca de un Plan de Ordenamiento Territorial.
·
Plan de Usos de Terrenos
·
Plan de Ordenamiento
Territorial
·
Programa de Manejo de la
Zona Costera de Puerto Rico en donde desde 1981 contemplaba el total de los
terrenos hasta Punta Verraco dentro de el Bosque Seco de Guanica.
·
Ley 112 del
20 de junio de 1988, Ley de Protección del Patrimonio Arqueológico de Puerto
Rico
·
Ley 150 de 4 de agosto
de 1988 conocida como la Ley de Patrimonio Natural de Puerto Rico.
·
Ley 133 de 1 de julio de
1975 conocida como la Ley de Bosques de Puerto Rico.
·
Ley 23 de 20 de junio de
1072 conocida como la Ley Orgánica del Departamento de Recursos Naturales y
Ambientales.
·
Ley 60 del año 2005 para
derogar la Resolución Conjunta Núm. 7 de 13 de mayo de 1927
donde le permitía al Gobierno vender terrenos con manglares para su desecación
y desarrollo. Ambas zonas tanto Punta
Verraco, Punta Ventana, Playa Ventana y el Cerro Toro contienen zonas de
manglares.
·
Ley 250 del 15 de agosto
de 1999 conocida como la Ley para la institución del programa “ADOPTE UN
PLAYA”.
·
Ley de Acceso a las
Costas.
·
Ley de Agua.
Estas son solo
algunas medida a tomar. Los terrenos que
comprenden los predios del proyecto Windmar, deben seguir siendo una parte intrínseca
del diario vivir de Guayanilla y de Puerto Rico. En este lugar el aislamiento natural que
posee, único en su clase, nos ofrece recursos como el viento, mar, suelos,
cuevas, formaciones rocosas, flora, fauna y muchos más, que debemos proteger,
porque simplemente es lo éticamente correcto. Eso si pretendemos vivir, dentro de una sociedad enriquecida de valores
tan simples, como el respeto a la vida misma.
Es mi deber
preguntar; ¿Por qué no hemos escuchado o considerado las alternativas ya propuestas,
tales como la movilización de estos aerogeneradores y el resto la
infraestructura asociada, (cabrería, subestaciones y áreas de control) a otro
lugar? Entiendo se ha contemplado la
posibilidad, de ubicarlos en los terrenos de la Corco. Medida que desde el punto de vista técnico,
apoyo, a pesar de los aparentes costos.
Ya que surgiría como una forma de mitigación escénica. Cambiar algo del impacto, generado por la
actividad petrolera, por generadores de energía limpia como lo son el
aire. Definitivamente algo muy
atractivo. En cuanto a lo económico, ya
existen terrenos dentro de esos predios, bajo diferentes programas de
mitigación y limpieza. Algunos costeados
por el programa de “Brownfields” federal, para zonas industriales altamente
impactadas. Otra idea que se pudiera
contemplar, seria utilizar parte de los terrenos adquiridos por el gobierno
federal, donde se encuentra la histórica Central Rufina, y parte los terrenos
donde ya son utilizados de manera industrial en el campo de la
agricultura. Otra alternativa tal vez sería,
responder al llamado de nuestro vecino pueblo Yauco, quienes han ofrecido en el
pasado, rendirles su aval a este proyecto dentro de sus perímetros. Así mismo, bajo un programa adecuado de
planificación, estoy seguro que pudiéramos contemplar una solución adecuada,
para tanto proteger nuestro frágil ecosistema, como poder ayudar a producir
energía limpia. Recomiendo que luchemos
por salvaguardar estos recursos, mediante la creación de programas de
conservación, y educación a nivel municipal y estatal. Exhorto a todos los guayanillenses, que nos unamos para poder recomendar que se sume hasta Punta Verraco, como Reserva
Natural de Puerto Rico. El Bosque Seco
de Guánica, debe comprender hasta el litoral de Punta Ventana. Punta Verraco y Cerro Toro, en conjunto
separados geográficamente por playa Ventana, debería ser adoptado como el
Bosque Seco de Guayanilla. Este con veredas y programas aptos para el desarrollo
académico de nuestra gente. De esta
manera, ayudamos a alimentar la idiosincrasia de nuestro pueblo. Playa Ventana debería ser protegida, bajo
programas tales como “Adopte un Playa” por el pueblo, para que seamos nosotros
los residentes de estas tierras, los responsables de cuidar algo nuestro y
poder disfrutar de las riquezas que nos trae.
Esta ponencia no solo lleva el corazón de un geólogo apasionado con su
profesión sino el alma de un puertorriqueño.
Les agradezco mucho por su tiempo y disposición a todos.
Muchas gracias;
Ángel Luis Alicea
León Hoy
13 de septiembre de 2012
Geólogo
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